Alcohol, el factor de riesgo del que no se habla

El porcentaje de consumo problemático y de adicción al alcohol es alto. Genera siniestros, violencia y diferentes enfermedades. Pero pocos saben cómo abordar el alcoholismo y los problemas que genera. Un tema que siempre está lejos de la agenda pública.
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El consumo de alcohol está naturalizado en Argentina y en otros países del mundo. No obstante, el abuso y la dependencia, o sea el alcoholismo, son temas de los que no se habla o saturan la agenda como cuando ocurren siniestros como el del viernes pasado donde murieron dos hermanas de 22 y 26 años en Lanús.

Región Mar del Plata dialogó con la doctora en psicología Mariana Cremonte quien dirige el grupo de Investigación en Sustancias Psicoactivas del IPSIPBAT, perteneciente al CONICET y a la UNMMDP.

La investigadora sostuvo que el consumo problemático y el porcentaje de alcoholismo en el país es alto; es el factor de riesgo más importante de hechos de violencia, siniestros y enfermedades evitables. También advirtió que la edad de inicio es clave, se refirió a las políticas que deberían implementarse y que, así como ocurrió con el tabaco, el énfasis debe ponerse en la sustancia.

¿Qué significa consumo problemático? "Es una manera de decir que la persona consume habitualmente a pesar de tener problemas con el alcohol", explicó y sostuvo que bajo el concepto engloba a quienes hacen "abuso del alcohol, una forma más leve de alcoholismo, a quienes tienen dependencia y también al adolescente que no tiene una dependencia pero, cuando sale, tiene consecuencias negativas como por ejemplo amnesias inducidas por alcohol".

La investigadora del CONICET estimó que entre un 12 y un 15% de la población hace abuso del alcohol: "Tiene un consumo problemático habitual que no llega a ser dependencia. Después, hay un 4% de la población que tiene dependencia. Ese número es estable lo cual ha sido señalado como una evidencia más del fuerte componente genético en la dependencia".

En tanto que el porcentaje de consumo problemático en jóvenes hasta los veinticuatro años, es del cincuenta o sesenta por ciento porque no consumen como las generaciones más viejas que tomaban un vaso de vino en la comida pero, cuando salen, se toman todo. Y esa forma de consumo se relaciona con peleas, situaciones de riesgo en cuanto al sexo y a la seguridad vial".

"El consumo de las mujeres se está emparejando con el de los hombres. Y, al mismo nivel de consumo, el daño es mayor en las mujeres. Además, observamos que la industria genera estrategias de marketing y bebidas dirigidas a ellas y a los adolescentes", indicó.

"El alcohol es un factor de riesgo más importante que el tabaco"
El consumo en Argentina y otros países es uno de los primeros factores de riesgo de causa de enfermedad y muerte. "Tenemos muy alto consumo y muy alta tasa de daño por litro consumido. El consumo es factor de riesgo de accidentes, de violencia, embarazos con trastornos del espectro fetal alcohólico. Muchas veces hay mujeres que no se enteran que están embarazadas, toman hasta el tercer o cuarto mes y para ese entonces ya hay daño fetal".

"Todo eso hace que el alcohol sea un factor de riesgo más importante que el consumo de tabaco, el sobre peso o el sodio. Que todos los otros factores de riesgo que hay", alertó.

Alcohol - Factor de riesgo

La edad de inicio es clave. "Se trata de una enfermedad multi causal. Hay un factores genéticos, biológicos, psicológicos y sociales (que tan disponible esté el alcohol, que tan naturalizado está tomar, que tan aceptado cuánto se tome) y la edad de inicio es un factor importante para el desarrollo de un futuro alcoholismo".

Cremonte aseguró que el alcohol altera el desarrollo cerebral. "Si miras las trayectorias de consumo, las personas jóvenes tienden a tomar más conforme llegan a los veinticuatro años, y, si lo ves desde el desarrollo del cerebro, no deberías tomar nada hasta los veinticuatro. Recién a esa edad tenés un cerebro maduro y ahí tendrías un menor daño relacionado con la exposición al alcohol".

El problema es la sustancia
"No hay conciencia de que el alcoholismo es una enfermedad", dijo la doctora y profundizó: Te pueden decir que es una enfermedad pero no se termina de entender que es una patología física, psíquica, crónica, progresiva. Hay creencias falsas de que puede haber un control voluntario o se la relaciona con ciertos estratos cuando atraviesa a todas las clases sociales", manifestó.

"Así como ahora hay más conciencia sobre el fumar y está puesto el énfasis en el tabaco, con el alcohol no pasa lo mismo. El énfasis se pone en la persona y no en la sustancia que es adictiva, psicoactiva", detalló.

La prohibición no sirve pero el consumo desregulado tampoco. "El estado debe tener alguna regulación sobre el consumo. Podés tomar pero no manejes; podés tomar pero no en una cancha con 80 mil personas. Y las regulaciones para limitar la cantidad física de alcohol ya sea por el horario o por lugares donde se vende como que no haya un kiosco cada dos metros despachando alcohol, funcionan".

Hay políticas públicas que deberían implementarse como la prohibición de la publicidad al igual que pasa con el tabaco y se debería controlar mejor la no venta a menores de dieciocho años.

Las políticas que deberían implementarse
Hay cinco políticas que está comprobado que funcionan y la OMS trata de promover. "Regular la disponibilidad física de alcohol: días y lugares de venta; prohibición de publicidad; control del alcohol durante la conducción; aumento con impuestos a las bebidas alcohólicas: no puede salir más barato un litro de cerveza que un litro de leche".

La otra medida la definió como intervenciones breves. Tal como lo hace Alcohólicos Anónimos y Al Anon. "Son charlas motivacionales para una persona que no se da cuenta que tiene un problema. Se trata de identificar el nivel de consumo de riesgo de una persona y motivarlo para que cambie. Ya sea por cuenta propia si es solamente un consumo problemático o con ayuda si es una dependencia, un abuso".

Los mismos capitales que las tabacaleras
Cremonte advirtió que "la industria, sobre todo de cerveza y destilados, está concentrada en una o dos corporaciones que manejan los mismo parámetros a nivel internacional y tratan de ganar mercados nuevos".

"Los capitales son casi los mismos que los de las tabacaleras. Ya aprendieron en lo que pasó con el tabaco así que tratan de interferir en que no se hagan políticas públicas o fomentan campañas que no son efectivas: consumo responsable o regalar alcoholímetros en los bares o los carteles que dicen no les vendemos a menores pero lo primero que ves es el vaso de cerveza o la marca", subrayó.


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