Lo que cambió el femicidio de Lucía Pérez

Un repaso por el fallo anulado en 2018 a la espera del nuevo juicio que será en febrero próximo.
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Noelia Parcesepe, abogada y estudiante de sociología de la Universidad Nacional de Mar del Plata, trabaja en una tesis sobre el juicio por la violación y el femicidio de Lucía Pérez y se refirió al juicio, el primero que se anuló en la provincia de Buenos Aires porque el fallo careció de perspectiva de género.

El abuso y femicidio de Lucía en octubre de 2016 resultó paradigmático. La fiscal dio una conferencia de prensa en la que sostuvo que la víctima había sufrido empalamiento -del cual no hubo ninguna prueba y fue desmentido por las pericias- y eso despertó la indignación en todo el país y en el exterior. Tanto que el movimiento feminista llamó al primer paro nacional de mujeres.

Los imputados eran los dealers Matías Farías que en el momento del hecho tenía 22 años y Juan Pablo Ofidani de 41. Ambos resultaron condenados a ocho años de prisión por venta de drogas. Quedó comprobado, incluso, que comercializaban sustancias en la puerta de las escuelas.

En 2018, los jueces Aldo Carnevale, Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas, en una resolución polémica y discutida porque estaba cargada de misoginia, estereotipos y carecía de perspectiva de género, los absolvieron de los cargos de abuso sexual y femicidio.

Otra vez desataron la indignación de gran parte de la sociedad y el movimiento de mujeres respondió con otro paro nacional. Los jueces quedaron suspendidos. Gomez Urso y Viñas se enfrentan a un jury mientras que Carnevale logró jubilarse -la entonces gobernadora María Eugenia Vidal pudo haberlo impedido- y el juicio deberá repetirse.

Parcesepe destacó que tanto Casación como la Corte pidieron que los jueces "fallen con perspectiva de género. Es la primera vez en la provincia de Buenos Aires que un fallo se anula por eso".

La investigadora definió al crimen con un concepto relativamente nuevo. "Un femicidio territorial. No está en la academia todavía. Habla de toda la impunidad que hay en los barrios para que los dealers y los narcos hagan lo que quieran y la policía no investigue: violaciones, homicidios, secuestros, trata. En ese marco es donde aparece la muerte de Lucía. La justicia también sabe que la policía no hace nada y, como muchas veces las víctimas no le interesan a nadie, no pasa nada. En el caso de Lucía, la familia se puso adelante".

Un fallo cargado de estereotipos
En el trabajo de investigación, Parcesepe se detiene en las "afirmaciones que demuestran que los jueces utilizaron estereotipos para fundar su veredicto" y citó ejemplos que encontró en la sentencia.

Los jueces sostuvieron que "de las conversaciones mencionadas (N de la R: extraídas de mensajes de wattsapp de Lucía) surge claramente que Lucía tenía relaciones sexuales con quien y cuando quería" y en otro párrafo manifestaron: "Resulta muy importante para reforzar esta idea de que Lucía no estaría con nadie sin su consentimiento., de los chats analizados surge claramente que sus vivencias en ese sentido alejan por completo la posibilidad de que hubiera sido sometida sin su voluntad".

Pareciera que los jueces, basados en charlas que mantuvo Lucía, pudieran reconstruir qué fue lo que pasó en la vivienda de Farías (uno de los acusados). Y no sólo eso, hasta se animaron a asegurar que hubo consentimiento ya que en otro pasaje declaran que fue acreditado que la víctima "sólo mantenía relaciones sexuales con quien ella quería", y agregaron: "Todo fue en un marco de normalidad y naturalidad, todo fue perfectamente querido y consentido por Lucía Pérez".

Así, los magistrados se basaron en un estudio de la personalidad de Lucía que hicieron a través de sus conversaciones de wattsapp para determinar que la adolescente de 16 años dio su consentimiento para mantener relaciones sexuales.

Agresor justificado
Por otro lado, en su trabajo de investigación, Parcesepe observó que "en cuanto a los estereotipos de género, no sólo la víctima puede ser idealizada o envilecida, destacando características que hacen que sea considerada propiciadora o merecedora de lo ocurrido, sino que también el agresor puede ser deificado presentándose argumentos para justificarlo (Turvey, 1999)".

En la sentencia hay ejemplos de esa estereotipación cuando los jueces sostiene que Farías "Compró facturas y una Cindor para compartir con Lucía en su domicilio", como si un hombre que consume chocolatada fuera incapaz de violar.

También mencionan que Farías no ocultó el hecho "ni intentó eludir su responsabilidad, sino que llamó a Offidani y en su vehículo la llevaron (aparentemente ya sin vida) a la Sala de Salud del barrio" y, en otro pasaje, "que él mismo ofreció a la policía entregarles el teléfono, dinero y las llaves de Lucía que estaban en su casa y así fueron con un móvil a buscar esas cosas".

"Las actitudes descriptas . distan muchísimo de la que podría haber asumido alguien que abusó y causó la muerte de una adolescente, sobre todo cuando - vuelvo a reiterar- pudo irse del lugar sin que su identidad fuera revelada.", sostuvieron.

También argumentaron que Farías "dijo que estaba muy compungido por lo que había pasado y quería tatuarse el nombre de ella." y que "esa claridad también obliga a recordar que los supuestos autores la llevaron al lugar más cercano para que fuera atendida y que quien tuvo relaciones con ella permaneció inmóvil en la puerta de la guardia".

El impacto en la familia judicial
A la investigadora la sorprendió el impacto de la causa dentro del Poder Judicial. "Es la primera vez que dos jueces van a un jury por el contenido de una sentencia. Además se anuló la causa y eso en lo que es la familia judicial es muy impactante. Hay una reacción corporativa en defensa de los jueces. Incluso dentro del Poder Judicial".

Al ser consultada sobre los cambios que debería haber en la justicia, indicó que "deberíamos expulsar a todos los jueces violentos y misóginos que no fallan de acuerdo a la ley. Fallar con perspectiva de género es fallar de acuerdo a la ley. Las convenciones internacionales que hemos suscripto nos obligan a fallar con perspectiva de género. Y la selección de nuevos magistrados debería ser más democrática".

Sin embargo, reconoció que la remoción de jueces es una tarea casi imposible y en cuanto a la forma de elección dijo que deberían participar más organizaciones. Debería ser más popular y pública. "No que sean dos o tres los que decidan por cuestiones de amiguismos o de familia".

Parcesepe aseguró que "si Lucía hubiera sido de una familia de clase media alta, los jueces no hubieran dicho estas barbaridades. No solo les faltó perspectiva de género sino educación sexual integral. Carnevale pregunta a una perito si la lubricación de una mujer no dependía del miembro del hombre: ni siquiera saben cómo se lubrica una mujer".

El nuevo juicio por el femicidio tendrá lugar en febrero del próximo año.


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