Nadie está exento de desarrollar un consumo problemático

El profesional Juan Ignacio Lozano abordó el tema de las adicciones desde el punto de la ley de salud mental, el estigma sobre las personas que consumen, la internación y los tratamientos.
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El licenciado en Trabajo Social Juan Ignacio Lozano quien además es docente de la Universidad Nacional de la Plata y la de Lujan, abordó aspectos de la ley de salud mental. Lo que debe cambiar, el estigma sobre los consumo problemáticos, la internación y éxito de los tratamientos.

Lozano sostuvo que la ley de salud mental no da lugar a dudas y "piensa los consumos en el marco de los padecimientos de la salud mental. De todas las personas que consumen sustancias, no llega al 10% los que desarrollan consumo problemático. Hay que tener una política de información para todos porque nunca sabes si vas a desarrollar un consumo problemático".

"Después está el tema de los padecimientos subjetivos mentales (N de la R: además del consumo problemático). Si se desarrolla manía, esquizofrenia, depresión, ansiedad. Lo que se llama pacientes duales. Ahí los consumos interactúan de otra forma y son muchas las personas que terminan desarrollando problemas más graves", señaló.

"El sistema de salud sea nacional, provincial o municipal debe romper con el prejuicio de que no se puede atender salud mental y consumos en un hospital general", sostuvo.

¿Cuál debería ser el modelo de intervención en salud cuando hay un consumo problemático? Para Lozano, el problema es que en Argentina se pensó en un sistema paralelo al de la salud, desde la década del sesenta hasta la actualidad, basado en hospitales especializados y comunidades terapéuticas. El que tiene un problema de consumo debería recibir atención en el dispositivo de salud más cercano al domicilio.

Muchas veces a la persona en el hospital le responden que no trabajan en casos de consumo. "Surge el problema de la accesibilidad. Hasta una unidad sanitaria, si es que no hay otro problema asociado, debería prestar atención".

Sin embargo, el especialista explicó que "tenes el sistema público, el privado, el de obras sociales. Está todo fragmentado y en consumo lo vemos todo el tiempo porque terminan derivando a una hora de la casa del paciente, a un centro especializado pero después encuentra que no hay turno, no hay profesionales, están desbordados y eso hace que todo se agrave".

Internación
En los últimos tiempos se discute si la internación es un buen camino o no. También si debe ser voluntaria. El especialista indicó "siempre es una opción. No es que está prohibido internar. Lo que se discute son las internaciones de largo tiempo, de procesos largos".

¿Por qué? "Porque lo que vas encontrando es que muchas instituciones terminan internando gente y cuando pasan los años te das cuenta que están internadas por cuestiones asistenciales más que por el padecimiento en sí. Tranquilamente podrían estar en una casa. Se trata de un fenómeno que empezó a verse, sobre todo, después de la década del cincuenta".

En la actualidad, hay internaciones voluntarias e involuntarias y, en general, de períodos cortos. "Hay un proceso de desintoxicación, el inicio de un tratamiento farmacológico y luego operan otros lugares. Están los hospitales de día, donde la persona puede estar unas horas y después vuelve a la casa para fortalecer que se quede en su comunidad, su barrio, se vincule con su trabajo porque si no se va alejando cada vez más y llega un momento que no puede volver. O es un problema y lo lleva a estar institucionalizado siempre porque no puede tener una vida fuera de allí".

Por eso, aclaró que se deben evaluar distintas situaciones que ameriten una internación y pensar los plazos y la evolución para ir ajustando los diagnósticos, las situaciones, las reacciones ante la deshabituación del consumo, si tiene un padecimiento subjetivo, si tiene un soporte para salir de la institución y que no sufra ninguna violación a los derechos humanos.

Esta forma de atención tiene su problemática. "La oferta pública no es tan grande como debería. Hay que integrar todo el sistema de salud y reconocer la parte privada y autogestiva pero que también se adecúen a las leyes, funcionen en lugares habilitados y trabajen con evidencia científica".

Hay ocasiones en que la idea de la internación es de la familia. "Se ha creado la idea de que la internación salva pero a veces uno escuchando a la familia dice en realidad lo quieren internar porque el pibe está muy jugado en el barrio. Entonces la internación, más que por el consumo, es para que se quede guardado en un lugar".

La ley plantea que la internación debe ser una decisión de un equipo interdisciplinario. "Antes lo decidía un juez y se le debe dar la posibilidad que sea con el consentimiento de la persona. Eso te lleva a ciertos límites. Hay personas que no quieren ser tratadas como pasa con un diabético que no se cuida y en el hospital no le dicen yo a vos no te atiendo porque no te estás cuidando".

"Pero cuando entra una persona con consumo le dicen pero vos te estás dando. Está esa construcción moral. Está muy estigmatizado el consumo y muy estigmatizada la salud mental en general".

Romper la estigmatización
Lozano describió cómo es el estigma. "Enseguida hay un meme, un chiste cuando estamos hablando de una persona que está sufriendo. También sufre la familia y todo el mundo habla por esa persona. Dicen lo que tiene que hacer, que lo que pasa es por tal o cual razón cuando son situaciones que a veces no tienen una resolución. Por ahí son cuestiones que quedan crónicas, va a haber altos y bajos, buenos momentos y malos momentos. Hay una necesidad de romper la estigmatización".

El fenómeno suele funcionar así: "Conocí a un alcohólico que era mozo. Todas las noches tenía que servir vino y no podía dejar de trabajar. Ahora los sindicatos también están formándose en esto para que sea reconocido como enfermedad para tener licencia. Pasa que la persona cree que si le dan licencia por eso después van a buscar una excusa para echarla porque se dice a los que tienen problemas de alcohol y drogas saquémoslos porque después arman despelote. Después se comprueba el prejuicio porque si a una persona le vas quebrando todos los lazos termina explotando. El sistema en cierto punto consigue lo que busca".

"En la estigmatización se juega cómo te trata un policía, un médico o cualquier persona en la calle", dijo y agregó que es un fenómeno que se da en todo el mundo: "Son situaciones que afectan mucho a las familias y tenemos que discutir cómo las acompañamos desde las políticas públicas. Hay profesionales que pueden intervenir en el acompañamiento de la rehabilitación para que las familias no se vean sobrecargadas. Muchas veces las familias buscan la internación porque no dan más".

adicciones

Le puede pasar a cualquiera
"Primero hay que romper con la idea de que no te va a tocar. Le puede pasar a cualquiera en cualquier momento de la vida y a cualquiera de los miembros de tu entorno. Si uno lo ve como algo próximo, podría correrse de esa cuestión moral de si te lo buscaste arréglatelas".

El especialista profundizó en esta idea de no engañarse. "Es una cuestión de reconocimiento de que consumimos sustancias o de que están presentes de diferentes formas y modos de consumo. Algunas más legitimadas que otras. Pero nadie busca sufrir, pasarla mal o intoxicarse".

"Hay que romper estos criterios más morales, reconocer la forma de vida que tenemos en el siglo 21, que también buscamos estímulos y muchos de nuestros consumos buscan placer. Y después pueden derivar en otros temas", manifestó y citó el ejemplo de Doctor House, el personaje de una serie que tras un accidente empieza a tomar oxicodona -un opioide muy fuerte- y se hace adicto. "Eso pasa mucho en EEUU. Murieron 110 mil personas el año pasado solo por los opioides".

"¿Dónde está la cuestión moral ahí?" se preguntó y contestó: "El tipo tuvo un accidente, le dieron un calmante y eso le empezó a resolver otros problemas de su vida. Las personas que padecen un dolor crónico buscan interacciones con sustancias que lo calmen. No hay nada más insoportable que vivir con dolor".

"Hay muchos otros dolores emocionales, malestares que tenemos que gestionar, sistemas de expectativas, vivir en la adultez, tomar conciencia de muchísimas cosas, los laburos que nos exigen cada vez más y, a veces, eso se gestiona con sustancias y a veces también las usamos para divertirnos. Por eso, se debe hablar de placer y que eso no derive en una intoxicación y si derivó por un mal manejo que no derive en algo peor", precisó.

No hay garantías de éxito en los tratamientos
Hasta ahora, no hay un modelo de atención que garantice el éxito ni en el país ni en otros lugares del mundo. "Se está experimentando cada vez más con dispositivos novedosos. Algunos incorporan yoga, meditación y por ahí el profesional más tradicional lo cuestiona".

"El psicoanálisis llega hasta cierto nivel y ahí queda, lo comunitario, los dispositivos territoriales contienen pero llega un momento que algo más pasa. Los tratamientos farmacológicos llegan hasta un punto. La lucha es por romper la estigmatización, lograr accesibilidad en los tratamientos, que la persona sea atendida en cualquier dispositivo o sistema de salud. Pero hay que reconocer que tenemos que tener una ruptura en el sentido de salir de las comodidades profesionales de cada uno y seguir pensando, innovando, viendo qué sucede".

Si bien indicó que en muchos casos los consumos se resuelven, destacó que hay otros que son crónicos o más graves. "El suicidio aumentó en todas las edades y es la principal causa de muerte en jóvenes de 15 a 29 años. Ahora aumenta también después de los sesenta. ¿Cuál es la respuesta? Se trabaja, se generan políticas pero no se le puede encontrar la vuelta todavía".

Al ser consultado sobre por qué no se sistematiza la incorporación de los grupos como Alcohólicos Anónimos al tratamiento, el profesional opinó que "hay que desarrollar mucho más la grupalidad. Los grupos están. Los hospitales tienen que habilitar sus espacios físicos para que pueda haber grupos. Hay que capacitar a los profesionales aunque también hay grupos que son muy contenedores cuando los coordina alguien que pasó por lo mismo".


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