Las aguas del Arroyo Lobería en la playa de Manantiales están contaminadas
Lo determinó un estudio de la UNMDP que tuvo lugar en la desembocadura del arroyo en la zona de Playa Chapadmalal. Recomendaron abstenerse del uso recreativo. Las bacterias, los pozos negros y las responsabilidades.
Un estudio científico determinó que el Arroyo Lobería, en la zona de Playa Chapadmalal, está contaminado y no es recomendable que se utilice de modo recreativo. La contaminación es similar a la que halló la fiscalía federal Nº 2 el 14 de abril de 2021 cuando allanó la UTF Arroyo Lobería, que explota Manantiales Club de Mar, y descubrió que las cloacas se ubicaban junto al curso de agua que desemboca en el mar.
Ante la contundencia de los resultados del estudio, habrá una reunión en la Asociación de Fomento Playa Chapadmalal, calle Yumbel y colectora, el próximo viernes 22 de noviembre desde las 16 a la que convocaron a toda la comunidad.
El estudio, al que tuvo acceso Región Mar del Plata, se desarrolló en el marco del Proyecto Integral “Donde las aguas se reúnen” y es producto del trabajo conjunto entre el grupo de extensión de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Mar del Plata (FCEyN-UNMDP), Grupo Aguas, integrantes del grupo de investigación Biodiversidad en Aguas (IIMyC-FCEyN-CONICET), del área de Ingeniería de Interfases y Bioprocesos del INTEMA (CONICET), del Laboratorio de Biomasa y Bioenergía del IPADS Balcarce (INTA-CONICET) y de la Asamblea Ciudadana Luna Roja.
Los pozos negros de Manantiales
El estudio tuvo lugar en la desembocadura del arroyo, a la altura del kilómetro 539 de la ruta 11. Allí, según consta en la investigación, Manantiales cuenta con, al menos, ocho pozos negros. La cercanía y las características del suelo arenoso podrían ser condiciones que faciliten la llegada de enteropatógenos al arroyo.
Para el análisis, los científicos desarrollaron dos campañas. La primera entre noviembre y diciembre de 2023 y la segunda entre febrero y marzo de 2024. En ambas, tomaron una muestra semanal durante cinco semanas consecutivas en tres sitios.
1) El puente: unos 10 metros aguas arriba del puente que cruza el arroyo en la ruta 11 previo al ingreso al balneario. 2) El Hotel: dentro de la UTF Arroyo Lobería que cuenta con edificaciones como el hotel, restaurante, piscinas donde se producen aguas cloacales y también con cámaras y pozos negros localizados a menos de 50 metros de la ribera del arroyo. 3) La Playa: en el sector de playa, previo a la desembocadura del arroyo en el mar.
Allí, evaluaron la presencia de Escherichia coli (E. coli) y Enterococos Fecales (EF), Coliformes Totales (CT) y Coliformes Termotolerantes (CTt). Los CT sirven para determinar la contaminación general y los demás indicadores la contaminación por materia fecal reciente.
Los resultados fueron rotundos: los niveles de CTt superan el valor máximo permitido tanto en el puente como en el hotel durante ambas campañas, según la Resolución ADA 42/06 (2006). Para el caso de E. coli la media geométrica observada durante la primera campaña en el sitio Hotel supera los niveles guía establecidos por la normativa. Lo mismo se observa para los niveles de EF en ambos sitios y campañas.
Los investigadores fueron claros: “La zona bajo estudio del Arroyo Lobería no sería apta para uso recreativo” de acuerdo a los parámetros analizados y a lo establecido por el ministerio de Salud de la Nación. “Podría representar un riesgo para la salud de las personas expuestas; en particular, para los grupos etarios más vulnerables (niños pequeños y adultos mayores)”.
La contaminación que podría provenir de aguas arriba
Los especialistas, además, hicieron un análisis físico químico del agua. Del análisis de nitrato, amonio y fosfato, hallaron que varios de los parámetros “superan valores de referencia para aguas superficiales naturales”.
Pero como los niveles de esos químicos no presentan diferencias significativas entre el Puente y el Hotel, las fuentes de dichos compuestos estarían aguas arriba. “Podrían ser de origen natural (aporte de agua subterránea) y también podrían relacionarse con aguas residuales domiciliarias, actividad agrícola-ganadera y el Predio de Disposición Final de Residuos Sólidos Urbanos”.
Empeora en verano
Ante la consulta de Región Mar del Plata, los científicos explicaron que la situación empeora en la temporada. “Si se comparan los tres sitios relevados, la zona de la reserva (N de la R: donde se ubica el balneario) mostró los mayores niveles en verano para la mayoría de los indicadores microbiológicos y para la materia orgánica. En este último caso, además se observa un cambio en la tendencia espacial respecto de los meses al inicio de la temporada estival. Esto indica que la calidad del agua asociada a éste parámetro está cambiando durante el verano luego de entrar a la reserva”.
“Se presume que la mayor actividad turística en la zona es la que podría alterar los niveles de los parámetros relevados, considerando que una práctica común es la descarga de aguas residuales domiciliarias en pozos ciegos con escaso o nulo tratamiento. Bajo estas condiciones, las aguas del arroyo Lobería pueden ser afectadas”, señalaron.
Los especialistas, además, consideraron que “las autoridades deberían hacer cumplir las normativas que restringen las construcciones en las zonas de ribera y las condiciones de vuelco de efluentes. De lo contrario los espacios naturales de dominio público quedan a libre uso y explotación por privados generando daños ambientales que luego debe afrontar y resolver la ciudadanía”.
La contaminación no cesa
El primer registro del desastre ambiental en la UTF Arroyo Lobería, donde funciona Manantiales Club de Mar, fue hace tres años. A mediados de abril de 2021 la fiscalía federal N2 allanó el balneario y descubrió que contaminaba el arroyo con deshechos cloacales.
En el operativo detectaron que había un médano cercado por un alambrado con roturas, un cartel que decía “peligro de derrumbe” y atrás una tela negra que dejaba ver dos tubos plásticos blancos que podían ser respiraderos cloacales. En ese sector del balneario están los baños y duchas; y en la parte baja del médano, junto al cauce de agua, descubrieron una tapa de hormigón que ocultaba la desembocadura del sistema cloacal clandestino que estaba colapsado.
En aquel momento tanto OSSE como la Autoridad del Agua (ADA), que depende de la provincia de Buenos Aires, tomaron muestras. La Asamblea Luna Roja decidió enviarlas a la Escuela de Medicina de la UNMDP. Allí, los especialistas sostuvieron que existía un riesgo para la salud de la población que utilizara el arroyo.
Un fracaso del estado
Kanki Alonso, integrante de la Asamblea, sostuvo que “el ADA inspecciona cada tanto, cuando hacemos alguna denuncia. Ya labró cuatro multas pero son irrisorias, alcanzan los 100 mil pesos”.
En cuanto a la justicia federal, Alonso también marcó las falencias en el operativo. “Buscaron vuelcos en flagrancia. Es decir, un caño que volcara aguas cloacales en el momento del allanamiento. Es como jugar a la lotería. No siempre se da eso”.
Los pozos negros, destacó Alonso, se ubican en la zona de protección de desagües naturales, a una distancia imprudente del arroyo. “Eso ya es suficiente para ser responsable de una contaminación continua”.
La investigación penal pasó a la justicia provincial. “Continúa así que en cualquier momento podemos tener novedades”, dijo el integrante de la Asamblea.
Al mismo tiempo, destacó que la contaminación del arroyo es “un fracaso en cómo entender el rol del estado a nivel municipal y provincial. Porque la municipalidad debe exigir los permisos previo al otorgamiento de la habilitación y no los exige. Pero eso no es nada porque tampoco le otorgó la habilitación como balneario. Manantiales Club de Mar no tiene habilitación y la fiscalía N10 de Delitos Económicos lo constató. No hay habilitación desde el año 2016 cuando tomó posesión con la nueva ordenanza 21524”.
“Eso es lo que diferencia a una actividad lícita de una ilícita”, dijo y agregó que “la fiscalía está al tanto de que no existe la habilitación y el balneario sigue abriendo todos los fines de semana”.