Madres que crían solas tienen menos ingresos y más trabajos informales

Los datos se desprenden de un informe que elaboró el gobierno de la provincia de Buenos Aires.
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El gobierno de la provincia de Buenos Aires a través de la Unidad de Género y Economía (UGE) elaboró el documento “Madres que crían solas en la provincia de Buenos Aires. Informe sobre hogares monomarentales”. De allí se desprende que 1 de cada 10 hogares son monoma(pa)rentales y que, sobre ese porcentaje, el 84,3% tiene jefatura femenina

El estudio refleja que se trata de madres que tienen menos posibilidades de trabajo y de formación, menos ingresos y más chances de caer en la pobreza. Los datos son un punto de partida para elaborar políticas públicas.

Los hogares monomarentales son aquellos donde una madre o un padre (monoparental), sin un cónyuge, tienen la responsabilidad de las tareas de cuidado cotidiano de los hijos menores de 18 años y de los gastos de la familia.

Junto con los unipersonales y al igual que ocurre en los países de la región, este grupo de hogares son los que más han crecido durante las últimas décadas en la provincia: entre 2010 y 2023, se registraron 3,6 por ciento más. El 50,2% tienen en promedio un hijo, el 31,9% dos y el 17,9% tres o más.

En el informe se señaló que la crianza implica tiempo para el cuidado: llevarlos a la escuela, al médico y proporcionar la alimentación, entre otras responsabilidades. Además, todo tiene un costo económico que se suma al acceso a los bienes y servicios esenciales como vivienda, transporte y vestimenta, entre otras cuestiones.

En el documento se indicó que a lo largo de la historia, las tareas de cuidado se han asignado a las mujeres y las de proveedor a los hombres. “Cuando madres y padres no convive bajo el mismo techo la carga de cuidados se transfiere a ellas”.

Así, las mujeres tienen menos posibilidades de desarrollo y autonomía económica. Ven comprometidas las posibilidades de estudiar y de participar del mercado laboral por estar cuidando y consiguen empleos de menos horas, peores condiciones y menores ingresos.

En los hogares monomarentales, esas dificultades se ahondan. La mayoría de las madres cuidan y salen a trabajar en soledad. Por eso, el riesgo a la vulnerabilidad social y la pobreza es mayor.

A su vez, los costos son mayores. Según UNICEF, los hogares con menores de 13 años tienen gastos 16% más altos que aquellos sin niños. También existen diferencias respecto a los patrones de consumo según la presencia de hijos en el hogar.

Los indicadores se observan con claridad en los hogares monomarentales que se caracterizan por destinar la mayor parte de sus gastos (59,6%) a la compra de alimentos y bebidas; vestimenta; servicios como gas, agua y luz; pago de medicamentos y aquellos vinculados a educación, aspectos centrales que hacen a la gestión monetaria del cuidado. Estos gastos representan 6,4 % más que en los hogares nucleares y 6,9  más que en los hogares sin presencia de hijos.

Hay otra variable que genera más dificultades en este tipo de hogares: se endeudan a una mayor proporción que los hogares encabezados por varones en las mismas condiciones.

Menos ingresos en trabajos informales

La Encuesta Permanente de Hogares (EPH), en el tercer trimestre de 2023, relevó que la tasa de actividad de las mujeres de entre 25 y 54 años fue de 74,8%, 18,2 puntos menos que la de los varones. En igual período, el porcentaje de empleo informal de mujeres asalariadas fue de 32,7% y el de los varones de 28,7%.

Esa desigualdad se refleja aún más entre las madres jefas de hogares monomaranetales. Por el cuidado y las escasas redes de apoyo con las que cuentan, tienen más dificultades para acceder al mercado de trabajo y/o para hacerlo en las mismas condiciones que los varones e incluso que otras mujeres, suelen ganar menos y en empleos donde no cuentan con derechos como vacaciones pagas, aportes jubilatorios, obra social, licencias por enfermedad y por maternidad, entre otros.

Para garantizar la sustentación de la familia y debido a que en muchos casos son las únicas aportantes, participan más que las otras mujeres en el mercado laboral. Su tasa de actividad asciende al 90%. Sin embargo, no solo acceden a empleos más informales sino que se ven obligadas a trabajar menos horas para estar disponibles para el cuidado. En promedio, lo hacen por 31:40 horas semanales, 6:27 menos que las jefas de hogares sin hijos y 5:06 horas menos que las jefas de hogares nucleares.

Al mismo tiempo, tienen una mayor tasa de pluriempleo: 20,4% con relación a las jefas de hogares nucleares, que también puede asociarse a la necesidad de insertarse por más que los empleos sean peor pagos y en condiciones más precarias.

Más probabilidades de caer en la pobreza

Otra característica de estos hogares es que suelen contar con un solo aportante que es casi sin excepción la jefa del hogar. En la provincia, 6 de cada 10 viven esa situación que se debe a que suelen quedarse con los hijos tras separarse y a que los padres incumplen con la cuota alimentaria.

En la provincia, 7 de cada 10 hogares a cargo de mujeres no reciben la obligación alimentaria en tiempo y forma. Además, casi la mitad (48%) de las encuestadas mencionó que el dinero que aporta el progenitor no alcanza para cubrir gastos mínimos, lo que resulta en que el hogar dependa principalmente del ingreso de la jefa.

Por eso, el INDEC y la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género (2019-2023) en articulación con UNICEF elaboraron la Canasta de Crianza. Una herramienta, con perspectiva de género, que permite obtener un valor de referencia del costo de bienes y servicios esenciales y sirve como parámetro objetivo respecto al monto de la cuota alimentaria y su actualización.

Desde la primera publicación del índice se dictaron 13 fallos en la provincia que utilizan este valor de referencia para establecer el monto de la cuota alimentaria.

Por su parte, el 19 de abril de 2023 el gobernador Axel Kicillof junto al Ministerio de Mujeres y Diversidad presentó dos proyectos de ley en la Cámara de Senadores de la Provincia vinculados a garantizar el cumplimiento de la cuota alimentaria. El primero tiene por objetivo facilitar los mecanismos de reclamos ante el incumplimiento de la obligación alimentaria. Y el segundo propone reformas al Registro de Deudores Alimentarios Morosos (RDAM) para que resulte una herramienta más eficaz.

El hecho de que, en casi la totalidad de los casos, las jefas son las únicas aportantes, junto con la forma en la que se insertan resulta en un menor ingreso disponible por persona en el hogar, con relación a otros tipos de hogares. Es así que el ingreso per cápita familiar (IPCF) de los hogares monomarentales es 52,2% menor que en los hogares sin hijos/as menores de 18 años, un 43,4% inferior al total de los hogares y 19,4% menor a los hogares nucleares.

Los hogares monomarentales se hallan sobrerrepresentados en los estratos de ingresos más bajos: más de la mitad (un 54,1%) se encuentra en el quintil de hogares de menores ingresos per cápita de la Provincia.


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