Residuos cerveceros transformados en bioestimulantes agrícolas

Investigadores del CONICET impulsan un proyecto internacional para reutilizar el bagazo de cerveza en la creación de bioestimulantes que mejoran la tolerancia de la cebada al estrés climático y permiten producir cervezas con beneficios para la salud.
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Un equipo de investigadores del CONICET obtuvo un financiamiento internacional para desarrollar un bioestimulante agrícola a partir del bagazo de cerveza (BSG), uno de los residuos más abundantes de la industria cervecera. Este proyecto busca mejorar la resiliencia de la cebada frente al cambio climático y abrir el camino hacia la producción de cervezas funcionales con propiedades beneficiosas para la salud.

La iniciativa, denominada BrewSelBar, es liderada por la científica María Gabriela Guevara, directora del grupo de Bioquímica Vegetal del Instituto de Investigaciones Biológicas (CONICET-UNMdP). El trabajo es multidisciplinario y cuenta con la colaboración de universidades y empresas de Argentina y Europa, entre ellas la Universidad Nacional de Mar del Plata, la cervecería Antares, y centros de investigación en España, Alemania, Italia y Dinamarca.

El bagazo de cebada ya se utiliza como alimento animal, insumo para bioetanol y harina para panificados. Sin embargo, su descarte masivo puede generar problemas ambientales al aumentar la emisión de gases de efecto invernadero. Con este proyecto, los investigadores buscan un nuevo aprovechamiento sostenible de este subproducto, transformándolo en un bioestimulante de semillas enriquecido con selenio.

Según Guevara, el objetivo es “incrementar la tolerancia de la cebada a la sequía y las altas temperaturas, al tiempo que se genera valor agregado para la industria cervecera”.

Ciencia, salud y sustentabilidad

El selenio es un micronutriente clave para el sistema inmunológico, cuya deficiencia afecta a una de cada siete personas en el mundo. Mediante la biofortificación de la cebada con este elemento, se espera producir cervezas sin alcohol con propiedades saludables, integrando ciencia, salud y producción sostenible.

Cooperación internacional y transferencia tecnológica

El proyecto se desarrolla dentro del programa europeo Horizonte 2024: Marie Skłodowska-Curie Research and Innovation Staff Exchange y tendrá una duración de cinco años. Incluye experimentos en laboratorios de Argentina y Europa, pruebas de campo y el desarrollo de una planta piloto para la producción del bioestimulante.

En la última etapa, la cervecería Antares será la encargada de llevar a escala productiva esta innovación, con el objetivo de posicionar a la Argentina como referente en el desarrollo de cervezas sustentables y de alto valor agregado.

“Queremos que más empresas cerveceras se sumen a generar productos innovadores y sostenibles, partiendo de una idea nacida en el laboratorio”, destacó Guevara.


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