El Girasol argentino genera menos huella de carbono

Con el 80% de su superficie en siembra directa y bajo requerimiento de insumos, este cultivo se posiciona como una alternativa altamente sustentable.
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Enrique Moro, socio de Aapresid y ex presidente de ASAGIR, comparte los beneficios de incluir al girasol en los planteos agrícolas como una herramienta de diversificación y amigable con el ambiente. Según Moro, la forma de producir girasol en Argentina tiene una huella de carbono significativamente baja en comparación con otros lugares del mundo. Esto se debe en gran parte a que se cultiva bajo siembra directa y requiere mínima o nula fertilización y tratamientos fitosanitarios.

Estos factores posicionan al girasol argentino como una marca amigable con el ambiente, lo cual es una ventaja comparativa que debe ser aprovechada, sostiene Moro. Además de sus beneficios ambientales, el cultivo facilita su integración con la ganadería, ya que libera el lote temprano en febrero o marzo.

Hasta hace unos años, el girasol estaba relegado a suelos y áreas marginales debido a su rusticidad y capacidad para enfrentar adversidades climáticas. Sin embargo, en las últimas campañas, ha vuelto a ocupar lotes de mejor calidad y se ha expandido incluso al sur y sudoeste de Córdoba y parte de San Luis.

El año 2021 fue especialmente destacado para el complejo girasolero argentino, ya que las condiciones se alinearon para que se lograran récords de exportaciones. Cabe resaltar que más del 80% del precio del grano de girasol está representado por el valor de su aceite, y nuestro país es exportador neto de aceites crudos y refinados de girasol, y tomador de precios.

"El girasol argentino se posicionó en noveno lugar y aportó ventas externas por U$S 1.334 millones, con un crecimiento interanual del 102,1%, superando a otros complejos como el lácteo, el siderúrgico o el farmacéutico", afirma Moro.

Sin embargo, la coyuntura internacional y el conflicto Rusia-Ucrania llevaron a una caída en el precio del aceite crudo a partir de marzo de 2022, llegando a su punto más bajo en mayo, con U$S/tn 900.

A pesar de esta inestabilidad en los precios y de enfrentar una sequía feroz en el verano 2022/2023, el girasol demostró ser una herramienta clave en la diversificación del riesgo y, según Moro, fue el cultivo que le "salvó las papas" a más de un productor.

"La cosecha tuvo muy buenos rindes, incluso superando las medias regionales, y fue el único cultivo de gruesa que logró cumplir con las proyecciones iniciales de producción, alcanzando 4 millones de toneladas", destaca Moro.

Actualmente, los precios están mostrando una mejora, lo que augura un futuro promisorio para esta oleaginosa "todo terreno".


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