El impacto de las elecciones en Mar del Plata

Más allá de la alegría, en el medio del festejo por el triunfo, habrá sentido alivio el intendente Guillermo Montenegro. Es que ni el candidato a gobernador, Néstor Grindetti ni la candidata a la presidencia, Patricia Bullrich, resultaron competitivos. Ninguno le sumó votos a la boleta local en Mar del plata y Batán donde, después de 12 años, ganaron candidatos peronistas como Sergio Massa y Axel Kicillof. 

No era el escenario imaginado en Juntos por el Cambio. Hasta hace meses nomás, todo indicaba que la fuerza, que en las elecciones generales quedó tercera, ganaría la elección. Ahora, Montenegro tendrá otros cuatro años al frente del municipio con una gobernación y una presidencia de diferente color político.

Es un contexto similar al que tuvo en esta primera gestión aunque se sabe que las segundas son más exigentes. Durante el discurso de la noche del domingo el jefe comunal felicitó a Axel Kicillof. Habrá sido un gesto para inaugurar una nueva etapa de la relación entre ambos. 

Mar del Plata la necesita. El propio Montenegro reconoció en uno de los debates previos a la elección que la única obra que consensuaron y llevaron adelante en conjunto la ciudad y la provincia fue el hospital Modular, ubicado junto al HIGA, en 2020, cuando apenas comenzaba la pandemia. 

El diálogo y el trabajo en conjunto son imprescindibles. Del gobierno local para marcar prioridades y necesidades de los vecinos y del provincial para acompañar con recursos. No es casualidad que en estos cuatro años el municipio no haya tenido ningún plan de pavimentación ambicioso y que, a duras penas, haya podido terminar con dos polideportivos barriales. 

La cercanía y la ausencia de grandes obras 

Al intendente parece haberle alcanzado con la cercanía. En un pasaje del último debate sostuvo que recibe 1000 mensajes por día en su teléfono celular, mencionó el trabajo de la gestión durante la pandemia  y otras cuestiones que lo ponen al lado del vecino como la simplificación del trámite de habilitaciones comerciales. 

Así, mantuvo el caudal electoral tras cuatro años de crisis. Los dos primeros signados por la pandemia, los segundos por la inflación. Un gobierno que tal vez por eso no tiene una gran obra para mostrar pero que tampoco ha explotado el turismo fuera de la temporada estival.  Para una ciudad que ha sabido ser sede de cumbres de presidentes y de grandes eventos deportivos, una competencia de motos en la playa durante todo el invierno, es demasiado poco. 

La semana pasada anunciaron una nueva obra clave de, en principio, 860 millones de pesos. El CEMA Batán contará con servicio de urgencia las 24 horas, radiología, laboratorio de rápida resolución y ecografía y alrededor de 40 médicos y un número similar de enfermeros. Será un espacio clave para una zona que ha crecido mucho en los últimos años y que abarca también a Estación Chapadmalal y El Boquerón. 

Una interna que no llegó a la ciudad 

Otra buena noticia para Montenegro es que las bombas que se arrojan Mauricio Macri –y el sector de dirigentes que lo acompaña en su apoyo a Javier Milei– y la UCR parecen no haber llegado a Mar del Plata. 

El acuerdo del jefe comunal con el radicalismo de la ciudad vernáculo, encabezado por Maximiliano Abad –el domingo pasado se convirtió en el primer marplatense electo Senador Nacional– está intacto. Juntos por el Cambio a nivel local no tiene fisuras. Claro que los días que quedan hasta el balotaje serán determinantes y también cómo se defina la elección. 

El primero en fijar posición para la segunda vuelta fue el intendente. Dijo que es no quien para decirle a la gente lo que debería votar. Lo siguieron la Unión Cívica Radical y el PRO que se declararon neutrales.

¿Habrá una oposición más fuerte?

Del otro lado, Unión por la Patria dio inicio el viernes pasado a la campaña. Lo anunció Fernanda Raverta en su cuenta de twitter. Mostró fotos de una reunión con dirigentes y responsables de organizaciones. “El futuro de la Argentina está en juego y tenemos a la persona indicada para sacar adelante el país!”, se lee en la red social. 

El dato es que Raverta, más allá de la derrota del domingo, sigue siendo la principal referente del peronismo en la ciudad. Por ahora, en UxP tampoco hay internas ni disputas por el liderazgo. Si el ravertismo, el pultismo y el massismo logran una buena convivencia, Montengro tendrá una oposición más plural y más fuerte más allá de haber conseguido mayoría propia en el Concejo Deliberante. 

Esta semana quedó demostrado. El primero que salió a exponer al intendente fue Gustavo Pulti: “Mar del Plata tiene que ser protagonista en la próxima elección”, dijo y lo invitó al jefe comunal a hacer un acuerdo por Mar del Plata con Sergio Massa. Más tarde, fue el bloque de UxP quien le pidió a Montenegro que abandone la neutralidad: "No es lo mismo para Mar del Plata Sergio Massa presidente que la motosierra aplicada al Materno Infantil o al Inareps". 

Es que lo que se discute, quizás como nunca antes, son dos proyectos de país distintos. De un lado, Unión por la Patria, que buscará que la crisis no afecte más a los trabajadores y los que menos tienen. Al menos por los programas exhibidos hasta ahora de incentivo al consumo como la devolución del IVA y al sector turístico como el Pre Viaje, tan importante en esta época de crisis. Hay facilidades para viajar por el país, el dinero circula, la rueda sigue girando.

Del otro lado, hay una promesa de recorte, de cada vez menos estado. En ese contexto es probable que ese tipo de programas dejen de existir y también ocurra lo mismo con empresas como Aerolíneas Argentina o los ferrocarriles que tanto costó recuperar y tanto le aportan a Mar del Plata.

Dos ideas de país distintas que, más allá de la neutralidad y de las campañas que puede haber por el voto en blanco, no impactarán de la misma manera en la ciudad. Hay demasiado en juego y seguro que a la mayoría de los vecinos y vecinas no les da lo mismo.