La vuelta a la clandestinidad de las personas trans por el decreto de Milei
Lo advirtieron especialistas. Las más afectadas son las infancias y las adolescencias. Los riegos para la salud mental.

El presidente Javier Milei prohibió que las personas menores de 18 años accedan a intervenciones quirúrgicas y a tratamientos hormonales para adecuar el cuerpo a su identidad. Fue mediante un decreto que ataca de forma directa a las infancias trans.
La Federación Argentina de Lesbianas Gays Bisexuales y Trans (FALGBT) hizo una presentación judicial y aclaró que la prohibición de las cirugías para menores es engañosa dado que la ley de Identidad de Género ya establecía que solo podían realizarse en mayores de edad. “Este intento de presentar un supuesto cambio normativo no es más que una estrategia para desinformar y generar estigma”.
Sin embargo, la interrupción de los tratamientos hormonales si será un problema. Afectará tanto para los adolescentes que los venían recibiendo como a los que quieran acceder.
¿Qué es la hormonización?
En principio. Cecilia Rustoyburu, doctora en Ciencias Sociales e integrante del Grupo de Estudios sobre Familia, Género y Subjetividades de la UNMDP, aclaró que el decreto contradice normas como el Código Civil y Comercial que establece que una persona a los 16 ya puede decidir con libertad y realizarse cualquier procedimiento médico y la ley Nacional de Protección de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes
Además, sostuvo que no se debería llamarlos tratamientos hormonales porque no se utilizan para tratar una enfermedad. Y los definió como: “Un proceso de modificación corporal de una persona que quiere expresar su identidad de género a partir de su corporalidad, forma de vestir y de comportarse”.
En el país, explicó Rustoyburu, la recomendación de los consultorios inclusivos es detener la pubertad, en general, cuando no está avanzada, a través de la aplicación de agonistas GNRH que puede detener los signos sexuales secundarios.
Por ejemplo: “un varón trans puede evitar que en su cuerpo haya mamas que luego se lean como femeninas y realizarse una mastectomía en la adolescencia. Una feminidad trans evita que le crezca la nuez de Adan, que sus genitales se desarrollen, que le crezca barba. Cuestiones que tienen que ver con la expresión de género”.
Si bien los procedimientos se realizan, en el ámbito de la medicina son objeto de debate. Hay profesionales que los recomiendan y hay quienes advierten que pueden tener efectos secundarios. “No todas las personas con una infancia trans eran sometidas a esos procedimientos. Había profesionales que los alentaban y otros que no y había infancias que elegían atravesar esos procedimientos y otras que no”.
No obstante, la investigadora destacó que Asociación Internacional de Profesionales sobre Salud Trans y muchos profesionales que trabajan con las infancias, adolescencias y personas adultas recomiendan el bloqueo de la pubertad y también los procesos de modificación corporal. “Porque se evitan muchos padecimientos psíquicos, autolesiones y riesgo de suicidio (que tiene un alto porcentaje). Entonces hay cierto consenso en que detener la pubertad puede ser positivo”.
La clandestinidad
Todas las guías y protocolos del ministerio de Salud de la Nación y del de la Provincia establecen que la hormonización se haga a partir de los 18 años. “En nuestras investigaciones, las personas que entrevistamos https://regionmardelplata.com/ver-noticia.asp?noticia=mar-del-plata-ahora-las-personas-trans-acceden-mas-a-la-salud-aunque-aun-hay-discriminacion&codigo=22389 suelen comenzar más tarde. El promedio es a los 19”, contó Rustoyburu.
Para la especialista, la prohibición operará en menores de 16 años y tendrá consecuencias. “Suele pasar que la gente accede de todas maneras por la vía privada o, peor aún, de forma clandestina que es lo que históricamente sucedió y sucede en países donde esos tratamientos están prohibidos”.
“Prohibir no es la salida. Ese deseo de transformar el cuerpo existe, las identidades existen, son legítimas. No son enfermedades y la gente va seguir intentando modificar su cuerpo. El estado más que prohibir lo que tendría que hacer es tratar de acompañar esos procesos en virtud del acceso a una salud integral no solo vinculada al proceso de hormonización sino a todos los derechos que le aseguren un buen estado de salud”, expresó.
Melina Antoniucci, socióloga e integrante del Grupo de Estudios sobre Familia, Género y Subjetividades de la UNMDP, coincidió y adelantó que habrá un retroceso al estadio anterior a la sanción de la ley de Identidad de Género (2012). A una clandestinidad que para las mujeres trans se vincula con problemas de salud que sufren hasta hoy como el encapsulamiento de siliconas y con el aceite de avión, una sustancia no apta para ingresar al cuerpo.
Las personas buscan estos procesos de modificación porque tienen que ver con su identidad. “No se va a detener y, con un marco legal desfavorable, recurren a espacios clandestinos que siguen existiendo porque la ley tiene sus limitaciones y no todas las personas acceden”.
Además, remarcó que hay actores que se benefician con estas prohibiciones como las empresas farmacéuticas. Si el estado ya no tiene la obligación de proveer las hormonas que modifican al cuerpo, hay que buscarla en las farmacias.
Las modificaciones corporales que no horrorizan a nadie
Detrás de la medida del gobierno se esconde un “pánico sexual” y una “moral judeo cristiana”, indicó Antoniucci y lo fundamentó así: cuando una chica tiene su primera menstruación, la llevan al ginecólogo y la suelen medicar con anticonceptivos para que sea regular. “A nadie le molesta y es un consumo de hormonas prolongado en el tiempo que tiene miles de efectos adversos”.
También puso como ejemplo que está de moda “la boca rusa, las cejas holandesas”. Mucha gente se hace modificaciones corporales “para verse y sentirse mejor con su imagen y su expresión de género como mujeres cis, femme fatale y a nadie le molesta eso. Y tampoco que le regalen las tetas a una chica para sus 15. Todo eso es legal, se puede hacer y a nadie le horroriza. Pero si un varón trans a los 15 años se quiere sacar las tetas es una mutilación, una falta de respeto a su cuerpo. Está mal, no se puede, están pervirtiendo la infancia”.
“Para algunas intervenciones corporales hay una progresión jurídica y una autonomía de derechos y para otras lo que hacemos es tutelar a las adolescencias y las infancias”, explicó.
En conclusión, Antoniucci trazó un paralelismo entre la Ley de Identidad de Género y la del Aborto: “Ninguna de las dos vino a crear una situación que antes no existía sino a regularla, a democratizarla para que todas las personas puedan acceder”.