El uso de los celulares en la escuela: ¿es productivo o no?
Hay muchos factores que se deben tener en cuenta al momento de saber implementar nuevas tecnologías en el aula.
La utilización de los celulares dentro del aula, durante las clases, es una discusión que ya se viene dando desde hace un tiempo, debido a que muchos docentes se han quejado de las distracciones y del uso de los dispositivos para completar las tareas con menos esfuerzo. Pero también, por otra parte, se encuentra la postura de los padres y de los tutores, que argumentan que los celulares son una herramienta de comunicación básica y que, frente a cualquier urgencia que pueda aparecer, tienen la posibilidad de contactarse directamente con sus hijos en la escuela.
Por su parte, también hay docentes que consideran a los celulares como herramientas muy útiles para complementar la enseñanza. Así como también les permitiría conseguir mejores resultados en lo que respecta a la búsqueda de información y la solución de problemas lógicos en los que se debe pensar “fuera de la caja”.
Es por estos motivos que la discusión al respecto del uso de los celulares en la escuela tiene muchas aristas que se deben considerar. Y, en última instancia, no se ha llegado a una solución que deje a todas las partes conformes por igual, ya que pareciera no ser posible la prohibición completa ni tampoco el uso bien fundamentado y aplicado directamente con fines educativos.
La aparición de los teléfonos inteligentes en las escuelas
Los alumnos de la denominada generación Z (que nacieron a finales de la década del noventa o a mediados de la década del 2000) fueron los primeros que comenzaron a usar teléfonos inteligentes en las escuelas y que vieron la incursión de la tecnología en su día a día como algo común. Esto se debe a que, antes del 2008, existían teléfonos celulares con muchas funciones muy buenas como la reproducción de MP3 o la capacidad de tomar fotos, pero no llegaban a ofrecer todo lo que podía ofrecer un teléfono inteligente.
Esto cambió completamente con la aparición del primer iPhone en 2008, que revolucionó la tecnología conocida hasta entonces y la forma en la que los usuarios se conectaban con sus dispositivos. A partir de entonces, parecía que era posible realizar todo a través de un celular inteligente.
Los primeros problemas que conllevaba el uso de la tecnología por parte de los menores de edad
Más allá de los problemas más básicos y previsibles, como podría ser las distracciones en el aula o el uso de los celulares para copiarse en pruebas, comenzó a haber problemas más graves. Uno de los principales problemas que se produjo fue el de la pornografía en las aulas y la difusión y viralización de “nudes”, es decir, de fotos de jóvenes desnudos. Esto llevó incluso a que algunas personas se suicidaran, debido a que sufrían bullying.
Además, hubo tendencias virales que se comenzaron a difundir por las redes que eran compartidas a través de internet y que se grababan en teléfonos inteligentes para ser subidas a la web. Esto llevó a que muchos jóvenes tuvieran actitudes demasiado osadas y que pusieran en riesgo sus vidas. Así como también hubo muchos accidentes e incluso muertes. Así como también actos de vandalismo.
Estos problemas se comenzaron a tratar con gabinetes psicopedagógicos de la escuela, pero, al ser algo tan nuevo, no había soluciones que se pudieran implementar efectivamente. Es por esta razón que resultó fundamental comenzar a brindarles entrenamiento a los psicólogos, a los preceptores y a los profesores. De esta manera, podrían primero reconocer los problemas que estuvieran ocurriendo en el curso y, a su vez, buscar soluciones en conjunto con el curso.
Nuevas herramientas que cambiaron la forma de aprender en el aula
Hay aplicaciones como Mathlab, entre otras, que cambiaron completamente la forma de usar las calculadoras de los celulares. Esto se debe a que permiten realizar operaciones matemáticas complejas de forma muy simple. A veces solo bastaba con escribir los ejercicios o con sacarle una foto.
Por lo tanto, a los profesores les resultó un gran desafío saber reconocer cuándo sus alumnos estaban usando estas herramientas y decidir si los dejaban usarlas con frecuencia o tratar de prohibirlas (a veces con muy poco éxito). Probablemente, en el aula, les resultaría difícil a los alumnos usar sus celulares para esto, pero en sus casas lo usarían en todo momento para hacer las tareas.
Una solución posible fue que las tareas de este tipo se realizaran únicamente durante la clase, mientras que en casa se realizarían otros trabajos que requirieran otro tipo de desarrollo más complejo. Pero estas dinámicas todavía estaban en prueba y, hoy en día, todavía se está buscando una solución.
En conclusión, hay muchos factores que se deben tener en cuenta al momento de saber implementar nuevas tecnologías en el aula. Así como también los celulares van a ser difíciles de sacar simplemente de un curso.