Las redes pueden aumentar el malestar psicológico

El concepto surgió de un diálogo con la psicóloga y docente Micaela Vázquez.
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Pareciera que en las redes sociales solo se muestra alegría y felicidad, que son sitios donde no hay espacio para el fracaso y la tristeza. Acerca de cómo se construyen los perfiles y las consecuencias, Región Mar del Plata dialogó con Micaela Vázquez, licenciada en psicología y docente. 

Vázquez explicó que el perfil que se construye en una red es “como la representación de la persona en la vida cotidiana transferida a lo virtual. Hasta se podría comparar con un currículum donde uno presenta lo más positivo de sí mismo, las mejores experiencias y recomendaciones. La persona diseña, edita y construye según lo que quiere mostrar. Todo lo que va por detrás queda oculto tras esa fachada”. 

En general, se exhibe lo positivo por diversas causas. “La persona siempre va a querer mostrar la mejor versión de sí misma, ocultar las imperfecciones y los problemas personales, sociales, académicos y profesionales. Esto se relaciona con buscar la validación y el reconocimiento social que en las redes se observa a través de likes, comentarios, visualizaciones y seguidores”. 

Para la especialista, la persona que se ve a través de las redes es como un objeto de diseño. “Va siendo plausible de ser modelado a gusto del dueño y el yo de esa persona se torna visible a las miradas ajenas. Entonces esa visibilidad que adquiere dentro de las redes hace que vaya constituyendo este ideal”. 

Entre las razones de por qué se muestra lo positivo, está lo cultural y lo social de las redes que “potencian una imagen ideal a veces imposible de alcanzar. Podemos pensarlo y relacionarlo con lo que son los filtros que terminan mostrando rasgos de lo estético que no son ciertos y tienden a no mostrar las partes reales”. 

Vazquez puso como ejemplos a los filtros de labios o de pestañas. Si uno siente que no cumple con estos parámetros, queda por fuera de este ideal y no encaja en la sociedad. “Es importante recordar también la realidad completa. Compararse con los demás, en esta línea, siempre puede llevar a la sensación de insuficiencia o de creerse distinto al resto. Y eso implica mayor ansiedad”. 

Las emociones no permitidas  

Así, cada vez hay menos lugar para el fracaso, la tristeza o la angustia. “El gran problema de hoy es que esas emociones no están permitidas, no están vistas como naturales y lo que uno siempre busca trasmitir en la terapia es que es normal sentirse mal”.

“Por momentos dejarnos estar mal es positivo porque se trata de ser consciente de una emoción que me envía un mensaje como todas las emociones que tienen la función de indicarnos algo relacionado con nosotros mismos, el contexto, lo que nos pasa”, dijo. 

Luego, profundizó en esa idea y consideró que “desde esta psico educación se intenta enseñar que esas emociones están para algo y que, por más que en las redes el fracaso o la angustia parece que no existen, están por detrás. Es mucho más alto el grado de frustración que de éxito porque si no hubiera fracaso y errores uno no aprendería a ser bueno en lo que sea que haga”. 

“La no tolerancia a la frustración, a la incertidumbre de qué va a pasar si me llega a ir mal y si no llego a ser tan bueno o si me juzgan, propicia que aparezca la ansiedad. Si hay una incapacidad de aceptar nuestras emociones y regularlas, luego se manifiestan sin regulación y comienzan a aparecer los trastornos de ansiedad”, indicó. 

El miedo 

Al ser consultada sobre el Fear of missing out (FOMO), explicó que así se define al miedo a perderse determinadas experiencias. “Implica una sensación de inquietud o malestar –a menudo bastante intenso– que tiene que ver con que la persona se preocupa por lo que aquellos amigos u otros estén pudiendo presenciar en su ausencia, que pueden llegar a ser  experiencias placenteras. Esto genera sensación de ansiedad porque la persona empieza a temer perderse eventos o posibilidades”.

“Volviendo a las expectativas sociales, otra vez sienten que quedan por fuera de lo esperable para la norma y empiezan a sentir esta presión social de compararse con el resto. Por qué el otro tiene esta oportunidad y yo no, lo que motiva a sentirse inferior a los demás”, apuntó. 

Así –continuó Vázquez– se inicia un ciclo de comportamientos que van a la búsqueda de afirmar su propia valía personal. “Yo pertenezco a acá y necesito que el otro me valide. Su autoestima empieza a pasar más por la aceptación de los usuarios. Esto se traduce a estar mayor cantidad de tiempo en línea o conectado”. 

Las redes pueden aumentar esta sensación de malestar psicológico a partir de ver que mis amigos, usuarios o conocidos participan de eventos, cenas, viajes, salidas, actividades deportivas y comienza a aparecer, en esta sensación de insuficiencia y de comparación, determinado estrés que hace que sea difícil desconectarse y se genere un desequilibrio en la vida cotidiana y deja de ser saludable este uso de las redes”, detalló. 

¿Hay un aumento de la ansiedad y la depresión por el uso de redes?

–Hay estudios donde se habla de que las personas que experimentan el FOMO tienen mayor riesgo de sufrir trastornos emocionales como ansiedad y depresión. Hay una mayor probabilidad de sufrirlo en la adolescencia por el hecho de que las redes tienden al perfeccionismo. 

“La persona quizás muestra que es sumamente exitosa en alguna actividad. Entonces aquel que lo ve y se compara tal vez comienza a pensar que es un desastre. Pero esa persona nunca muestra un fracaso de las veces que ha intentado y no ha alcanzado el éxito”, apuntó. 

No obstante, Vázquez aclaró que “la relación entre FOMO y ansiedad todavía no está cien por ciento clara. Se necesitan más investigaciones para comprender este fenómeno ya que es bastante nuevo”. 

De cualquier forma, la especialista manifestó que el FOMO por sí solo no explica ningún trastorno de ansiedad o depresión. “Tienen que ver con muchos más factores que los gatillan. Tampoco hay que pensar que si hay un elevado uso de las redes se desarrollará este tipo de padecimientos. Son enfermedades multi causales”.       

¿Cómo afecta el uso de las redes en la vida real? “Repercute a nivel que hay quienes no se permiten no ser como se muestran en las redes o como los estereotipos que muestran las redes según la cultura y la sociedad en que está inmersa porque no es lo mismo una red en Argentina que en otro país”. 

A su vez, Vázquez advirtió que cada vez se acorta más el espacio para la vida real. “Cuando hablamos del FOMO, se trata de un miedo a perderse experiencias que si no las viéramos en las redes ni sabríamos de su existencia y ahí es cuando afecta la vida real, el ánimo, el día a día”. 

 


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