Las nuevas formas de la trata y la explotación sexual

El delito sufrió mutaciones. En Mar del Plata, hay un promedio de dos denuncias por mes. Las secuelas con las que conviven las víctimas.
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En 2023 hubo 1941 denuncias por trata de personas a la línea 145 de las cuales 24 correspondieron a Mar del Plata. Es decir, dos por mes de acuerdo a las cifras del informe de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas del Ministerio Público Fiscal de la Nación (Protex). 

Mila Montaldo, responsable de la Oficina de Coordinación de Asistencia a las Víctimas de la Fiscalía General aclaró que hasta hace unos años Mar del Plata era la jurisdicción con mayor número de condenas por este delito. Una jurisdicción que comprende a General Pueyrredon, Lobería, Azul, Tandil, gran parte de la costa, Dolores y Necochea. 

El 65% de las víctimas son mujeres, adolescentes, niñas y feminidades que han sido sometidas a explotación sexual, un número que coincide con la lectura que hace la ONU sobre este delito: “Es mayor el porcentaje de víctimas de trata que asistimos por explotación sexual que por otros delitos”, explicó Montaldo. 

Desde que empezó a visibilizarse, en el año 2008, el delito sufrió mutaciones. El abogado especialista en Derecho Penal y secretario de la Fiscalía General, Agustín Roldán, explicó que en aquella época los prostíbulos y wiskerías se fueron clausurando y allanando. Lo mismo ocurrió para 2014, 2015 con los privados y puso como ejemplo que en un edificio de Colón y Santa Fe había seis departamentos donde funcionaban prostíbulos. “Otros estaban habilitados como casas de masajes, captaban a las mujeres o les ofrecían cursos y después las llevaban a una situación de prostitución. A partir de la pandemia hay más captación con ofertas laborales engañosas a través de medios digitales, de redes como Instagram y hemos tenido casos que fueron mediante juegos virtuales”.     

Montaldo y Roldán recordaron el caso de una chica de 16 años en el que se dieron algunas de esas características.

El Consejo de Niñez (un organismo que integran actores del estado y de ONG para la protección de los derechos del niño) se comunicó con la oficina porque una adolescente de 16 años que residía en una localidad cercana a Mar del Plata no había vuelto a la escuela tras las vacaciones de verano. A las autoridades del establecimiento les llamó la atención. Era una buena alumna y no era normal que ni siquiera avisara. El equipo de orientación escolar fue a la casa y los padres les dijeron que solo sabían que estaba en Mar del Plata. 

Hicieron la denuncia. En la investigación se supo que a la adolescente la captaron a través de Instagram. Los investigadores allanaron un departamento y allí la portera dijo que había funcionado un prostíbulo aunque unas semanas antes el consorcio había logrado que lo desalojaran. A los pocos días ubicaron a la adolescente en otro departamento de la ciudad. En el operativo detuvieron a una mujer y la procesaron por el delito de trata de personas con fines de explotación sexual, agravado por el abuso de la situación de vulnerabilidad, por haberse consumado su explotación y por la edad de la víctima. 

El caso fue un principio. En el marco de la causa, cuatro meses más tarde, el Juzgado Federal 1 a cargo de Santiago Inchausti ordenó el allanamiento de otros ocho domicilios., detuvieron a otros dos hombres y rescataron a siete mujeres. 

La oficina de Montaldo trabajó con la adolescente junto al Consejo de Niñez, el área de género de su localidad y la escuela. Así, con ese trabajo en red de diversas instituciones y dependencias estatales, es que pudo regresar a su comunidad y al colegio. 

Las ganancias ilícitas de los victimarios se utilizan para la reparación 

Roldán destacó que en el proceso penal la ley marca que funcione el programa de rescate a víctimas. “Es un organismo que depende del ministerio de Justicia de la nación que tiene trabajadoras sociales, psicólogas y abogados. Son los que primero entrevistan y explican a la víctima cuál es su rol, el porqué de la investigación y hacen un acompañamiento desde lo procesal. Además elaboran un informe para la causa pero su intervención cesa y arranca lo trascendental de esta asistencia a mediano y largo plazo”. 

En este punto, puso de relieve que el Código Penal en los artículos 29 y 30 establece que las ganancias ilícitas se utilicen para reparar el daño. En tanto que la ley de trata estipula la creación de un fondo de reparación que se nutre de todos los bienes que se decomisan. 

No obstante, el abogado manifestó: “Cuando hablábamos que hace diez años había un prostíbulo por cuadra y hoy sigue habiendo situaciones de explotación es porque parte de la sociedad lo sigue banalizando o avalando. Esto no existiría si no hubiera hombres dispuestos a pagar por estar con una mujer y tratarla como un objeto”. 

“Y también está la cuestión de empatizar. Pongámonos en la situación de haber sido víctima de un delito como un robo. Esa situación violenta seguro que perdura en nosotros. Tenemos miedo. Traslademos esas situaciones de explotación y violencias de todo tipo durante semanas, meses, años”, dijo. 

Atravesadas por el consumo 

Montaldo marcó otro de los cambios que observan en la dinámica del delito. “Empieza a haber cada vez más jóvenes y niñas que ingresan a partir del consumo. Estamos empezando a ver casos con estas particularidades. Cada vez más niñas, más jóvenes”, dijo y al ser consultada sobre si obtienen droga a través de la prostitución respondió que sí. 

En la oficina a cargo de Montaldo reciben a la víctima y trabajan durante todo el proceso penal. “Hay un acompañamiento emocional, psicoafectivo, económico. Se articula con todos los organismos del estado. Trabajamos con el municipio y las áreas de asistencia de provincia y de nación en función de cada caso”. 

En cuanto a las víctimas, contó que las mujeres llegan con vidas destruidas. “Como consecuencia de la explotación, están profundamente afectadas psíquica y clínicamente. Trabajamos con el HIGA (Hospital Interzonal General de Agudos) porque vienen con serias consecuencias. En general, son poli víctimas. Han hecho de la victimización una naturalización en su vida y eso significa que de muy pequeñas han sido violentadas. Han sufrido abusos sexuales infantiles y violencia de género. Vienen muy complejizadas cuando llegan a la instancia del sistema penal”. 

Las mujeres, según Montaldo que es trabajadora social especializada en Políticas Públicas y Justicia de Género, suelen ser jefas de hogar. “Lo primero que dicen es qué le doy de comer a mis hijos. Tenés que generar, desde los distintos programas o recursos del estado que le brindas a esa mujer, la posibilidad de un subsidio económico para que pueda sobrevivir en lo inmediato. Y también debe haber una planificación a mediano y largo plazo”. 

Hay víctimas que sostienen que eligieron estar en ese lugar. “Cuando seguís trabajando en la asistencia, sucede que empiezan a rectificar su discurso. Hay una construcción en su relato que tiene que ver con un mecanismo de defensa para sobrevivir a tamaña situación de vejámenes”. 

Disocian para sobrevivir 

Hay otra característica común: “Un problema que está escrito en los libros y se corrobora en la realidad. Las consecuencias psicológicas de la explotación tienen que ver con procesos de disociación. Las mujeres tienen que disociarse para poder sobrevivir a las violaciones sistemáticas a las que son sometidas”. 

Luego, ahondó en ese concepto y lo describió: “En esa relación donde la mujer, niña, adolescente, feminidad se encuentra con un sujeto con una desigualdad de poder, está a merced de lo que ese hombre quiere y solicita. Ella es un cuerpo, un objeto. Eso tiene consecuencias. Son situaciones poli traumáticas. Como es su ingreso económico, terminan haciendo una disociación psiquiátrica que después hay que trabajar muchísimo con un tratamiento o asistencia con especialistas formados en materia de trata”. 

Y ahí surge otro problema. “No cualquier especialista en psicología, trabajador social u operador judicial están preparados para escuchar esos relatos. No los toleran porque requieren de empatía. La victima necesita saber que no está siendo juzgada. Además no entiende del sistema penal. Una vez que logran entender cuál es el rol y el lugar en el proceso penal empieza a haber una confianza”, apuntó Montaldo. 

A medida que encuentran este espacio, “ellas mismas empiezan a aportar elementos que hacen a la investigación. A partir de ahí se sigue trabajando. Hay algo en el final del camino del expediente judicial que tiene que ver con lo que ellas consideran que es un acto de justicia que es esto que se juzgue realmente a quienes ellas comprenden, en el marco de este proceso, que les estaba haciendo daño”. 

De por vida 

El objetivo del trabajo a largo plazo es sacar a las víctimas del sistema prostibulario y eso no se logra solo con un subsidio. “La vulnerabilidad no es solo el elemento económico. Hay que trabajar muchísimo porque tienden a volver al sistema prostibulario. Lleva años. Hasta después del proceso penal sigo asistiendo a la víctima porque las consecuencias de la trata y la explotación en el cuerpo de las mujeres son de por vida”, dijo Montaldo. 

Y recordó el caso de una mujer que aun hoy tiene ideas de muerte. Ella era extranjera, tenía dos hijas y había llegado a Mar del Plata engañada con una promesa de trabajo. Después de años de explotación la echaron del prostíbulo porque tenía un problema clínico. Una vez que llegó a la oficina pudo recomponer su familia, empezó un tratamiento psicológico. También trabajaron en la confección de un Currículum Vitae para que pudiera conseguir un empleo y lo consiguió. 

Sin embargo, al poco tiempo empezó a sentirse mal. En el trabajo, que era en el estado, había quienes le decían que ella había sido prostituta. Retomó el tratamiento psicológico y aun así no lo pudo sostener. 

La pareja consiguió un trabajo en el sur del país. Montaldo se contactó con la secretaría de género de la provincia a la que se mudarían para trabajar el tema en conjunto y lograron una buena articulación. La esperaron y la acompañaron hasta que pudo instalarse. Ahora está trabajando, terminado de estudiar y sus hijas también. 

Pero la mujer solicita entrevistas virtuales porque tiene recaídas. Montaldo le pregunta qué pasa y ella dice que nada “¿Entonces?”, insiste y la mujer responde que muchas veces ve en el espejo la marca de la quemadura de un cigarrillo o una cicatriz y revive una y otra vez los tiempos en que la explotaban y la violaban por más que ya pasaron diez años. Y dice que se quiere morir. 

Canales de denuncia

Las denuncias por el presunto delito de trata de personas pueden realizarse, de manera anónima y gratuita, todos los días del año, las 24 horas del día, a través de la línea 145. O bien, en Mar del Plata, se pueden canalizar a través de los correos electrónicos de las fiscalías federales de la ciudad, en [email protected] o [email protected].


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