Almacenamiento de energía: qué es y por qué es crucial para la transición energética
El almacenamiento de energía renovable juega un rol fundamental en la descarbonización del sistema eléctrico, asegurando la disponibilidad de energía limpia en momentos de alta demanda y optimizando su competitividad en el mercado
El almacenamiento de energía consiste en guardar la energía generada para liberarla cuando la demanda lo requiera. En el contexto de las energías renovables, esta tecnología permite aprovechar la energía sobrante que no se consume en el momento de su producción, facilitando su uso durante períodos de baja generación.
Anteriormente, almacenar energía resultaba complejo y costoso; sin embargo, los avances tecnológicos han permitido desarrollar soluciones eficientes y asequibles. Esto no solo aumenta la competitividad de las energías renovables, sino que también contribuye a su integración en el sistema eléctrico, especialmente en momentos críticos de alta demanda.
El almacenamiento es clave para el autoconsumo energético y forma parte de las estrategias gubernamentales de apoyo a la transición energética. Además, en procesos como el concurso de capacidad de acceso a nudos, se otorgan mayores beneficios a los proyectos que incorporan sistemas de almacenamiento.
Principales sistemas de almacenamiento de energía
El reto principal de las energías renovables, como la solar y la eólica, es su intermitencia natural. No siempre hay viento o luz solar cuando la demanda lo exige, por lo que los sistemas de almacenamiento permiten maximizar el uso de cada megavatio generado. A continuación, se describen los sistemas más destacados:
1. Baterías de litio
Las baterías de litio son actualmente el método más utilizado para el almacenamiento de energía. Según la Global Battery Alliance (GBA), su implementación podría reducir las emisiones de carbono en un 30% para 2030. El desarrollo e innovación en esta tecnología es constante debido a su impacto positivo en la eficiencia de las energías renovables.
2. Bombeo hidráulico
El almacenamiento mediante bombeo hidráulico funciona en centrales hidroeléctricas. Este sistema almacena agua en embalses y, en momentos de baja generación eólica o solar, libera el agua para mover turbinas y generar electricidad. Ejemplos de estas instalaciones incluyen proyectos como el Salto de Chira.
3. Aire comprimido (CAES)
El sistema CAES (Compressed Air Energy Storage) almacena aire comprimido en depósitos subterráneos naturales o artificiales, como minas abandonadas o cavidades geológicas. Durante los picos de demanda, el aire almacenado se expande y activa un generador, produciendo electricidad limpia y eficiente.
4. Hidrógeno verde
El hidrógeno verde es considerado el combustible del futuro. Su principal ventaja es la capacidad de almacenarse en grandes cantidades y por largos períodos, superando las limitaciones actuales de las baterías de litio. Se genera a partir de energías renovables y puede usarse posteriormente para producir electricidad cuando sea necesario.
5. Termosolar con almacenamiento de sales fundidas
En las Centrales Térmicas Solares (CSP), el almacenamiento de energía se realiza utilizando sales fundidas, como el nitrato de sodio y potasio, que tienen una alta capacidad para conservar el calor a altas temperaturas.
Durante períodos de baja producción, las sales se calientan por encima de los 240º C, pasando a estado líquido. Este calor se usa para generar vapor, el cual impulsa turbinas que producen electricidad. Este sistema ofrece una solución eficiente y de gran capacidad, especialmente en comparación con otras tecnologías como la fotovoltaica o la eólica.
La importancia del almacenamiento en la transición energética
El almacenamiento de energía es un pilar estratégico en la transición hacia un sistema energético descarbonizado. Permite aprovechar al máximo las energías renovables, garantizar un suministro estable y optimizar la distribución eléctrica en momentos de alta demanda.
Además, fomenta la competitividad de las fuentes de energía limpia, reduce la dependencia de combustibles fósiles y contribuye al cumplimiento de los objetivos climáticos globales. Con la implementación de estos sistemas, las energías renovables se consolidan como una solución eficiente y sostenible para el futuro energético del planeta