Agroquímicos y contaminantes en la Producción Apícola

Un equipo de especialistas del CONICET detectó la presencia de agroquímicos y contaminantes industriales en abejas y productos apícolas en Córdoba, Buenos Aires y Río Negro. Estos hallazgos, publicados en la revista Environmental Research, subrayan la importancia de monitorear estas sustancias para proteger tanto la industria apícola como los ecosistemas que dependen de la polinización.

En la investigación, liderada por Agustina Villalba, ex becaria del CONICET, y en colaboración con científicos de Mar del Plata y Córdoba, se recolectaron muestras de abejas, pan de abejas, cera y miel durante la primavera y el otoño en apiarios de diferentes regiones. Los resultados revelaron residuos de plaguicidas organoclorados y clorpirifos, además de compuestos tóxicos industriales como los bifenilos policlorados (PCBs) y los éteres de bifenilos polibromados (PBDEs).

El Contexto de la Producción Apícola en Argentina

Argentina es el segundo productor y exportador mundial de miel, destacándose por la calidad de su producto. La industria apícola nacional sostiene a 30 mil productores que operan alrededor de tres millones de colmenas, concentradas principalmente en la Pampa Húmeda. Sin embargo, la apicultura enfrenta amenazas significativas debido a los cambios en el uso del suelo y la intensificación de las prácticas agrícolas.

“Hay muy pocas investigaciones sobre contaminantes en abejas de la miel, así que decidimos realizar un primer muestreo para distintas ecorregiones de Argentina a modo comparativo,” explicó Leonardo Galetto, investigador del CONICET. Las muestras se tomaron en Río Primero (Córdoba), Santa Paula (Buenos Aires) y Choele Choel (Río Negro), revelando una preocupante acumulación de contaminantes.

Contaminación Persistente y Sus Efectos

Los plaguicidas organoclorados encontrados, aunque prohibidos hace décadas, persisten en el ambiente debido a su longevidad. “Todos los compuestos que medimos en este trabajo son obsoletos. Su presencia en las muestras analizadas se debe a que persisten en el ambiente hasta por 20 o 30 años,” señaló Karina Miglioranza, investigadora del CONICET.

La investigación también destacó la volatilidad de ciertos contaminantes industriales, como los PCBs y PBDEs, que pueden trasladarse largas distancias y afectar áreas agrícolas. “El transporte atmosférico parece ser un importante agente de dispersión de estos compuestos sobre las colmenas y, probablemente, sobre distintos grupos de organismos, incluidos los humanos,” agregó Galetto.

Impacto en las Abejas y la Apicultura

Aunque los niveles de contaminantes observados se consideran subletales, estos pueden tener diversos efectos negativos en las abejas. Matías Maggi, investigador del CONICET, advirtió que los contaminantes pueden desorientar a las abejas, reducir su esperanza de vida y afectar su capacidad de regresar a la colmena o realizar la danza para indicar fuentes de alimento.

El estudio resalta la necesidad de un monitoreo continuo de contaminantes en las matrices apícolas del país. “El cuidado de la salud ambiental, que incluye a las abejas y todos los cohabitantes del territorio, es cada vez más necesario para potenciar los servicios ecosistémicos que garantizan la soberanía alimentaria y la conservación de la biodiversidad,” reflexionó Galetto.