Cada vez más municipios impulsan una agricultura alternativa
Investigadores del CONICET relevan experiencias de agroecología en Mar del Plata. La posibilidad de un modelo más sostenible.
Un equipo interdisciplinario conformado por investigadores del CONICET releva experiencias agroecológicas en cultivos extensivos de General Pueyrredon para fortalecer experiencias de producción alternativa y facilitar la transición hacia territorios más sostenibles. Sobre todo, en áreas de interfaz urbano-rural.
Mar del Plata tiene un largo historial de conflictos alrededor de la agricultura tradicional que en las últimas décadas utiliza cada vez más agroquímicos. Productos que afectan la salud y contaminan, el suelo, el aire y el agua. Tanto que hay muchos que ya han sido prohibidos en el país y en Europa.
La ciudad contó con una protección entre 2008 y 2012 cuando rigió la ordenanza 18740 que establecía una franja de mil metros alrededor de centros urbanos en los que estaba prohibido fumigar. En 2013, tras un debate que duró varios meses y las protestas del sector agrícola, el Concejo Deliberante aprobó la ordenanza 21296 que eliminó la franja y limitó la prohibición a solo cien metros de escuelas, centros asistenciales y centros de salud o a veinticinco de cursos de agua, clubes, campings, villas deportivas y complejos turísticos.
La Suprema Corte de Justicia bonaerense, en septiembre de 2014, suspendió cuatro artículos de la ordenanza 21296 y restableció la franja. Sin embargo, los organismos municipales y provinciales que deben controlar no dan respuesta y vecinos de diferentes barrios denuncian fumigaciones a metros de sus viviendas.
En el marco de la investigación del CONICET, los especialistas realizaron un encuentro con productores, autoridades académicas y municipales para compartir los resultados del relevamiento. Luego, en un diálogo con Región Mar del Plata destacaron que hay experiencias de agroecología en todo el partido de General Pueyrredon, es posible producir de un modo más sostenible y cada vez más municipios apoyan a este tipo de proyectos. Más aún, en los campos cercanos a las poblaciones.
Al equipo lo integran: Alejandra Auer y Claudia Mikkelsen del Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales (INHUS, CONICET-UNMDP) y Laura Zulaica, Jaime del Río y Celeste Molpeceres, del Instituto del Hábitat y del Ambiente (IHAM). Además, participaron del encuentro Agustín Nieto del INHUS, Claudio Di Sario de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño (FAUD) de la Universidad Nacional de Mar del Plata y Carolina Gonzalez Cilia y Soledad Cardoso de la Secretaría de Producción de la Municipalidad de General Pueyrredon.
En todo el territorio
Auer contó que las experiencias agroecológicas se encuentran dispersas en todo el territorio de General Pueyrredon. Para el lado de la ruta 226, la ruta 2 y también en la zona sur. “En algunos casos, son campos aledaños a centros poblados. En otros están cerca de la ruta o caminos rurales. De allí que se observen diferentes tipos de motivaciones para realizar este tipo de agricultura”.
El equipo de investigación elaboró un mapa de acceso abierto donde se muestran algunas de las experiencias relevadas: Ver el mapa.
Los establecimientos que relevaron van de los 4.000 metros cuadrados a las 850 hectáreas. “Hay parcelas dentro de algunos de estos predios que no se cultivan mediante prácticas de manejo alternativas. En cinco de ellos, toda la producción es alternativa, mientras que los tres campos con mayor superficie total tienen parte de este tipo (porcentajes que oscilan entre el 30% y el 60%) y parte en convencional”.
Dentro de las experiencias que pudieron relevar, encontraron algunas más consolidadas, que llevan más tiempo y, a su vez, “con un mayor convencimiento del enfoque agroecológico”, dijo y a su vez aclaró que “hay experiencias más recientes que surgen por estar cerca de centros poblados o por considerarlo más una oportunidad, tanto como negocio como por estilo de vida”.
Es posible apuntar a un modelo sostenible
En Mar del Plata ha habido casos de personas con problemas de salud por agroquímicos e incuso, en distintos sectores de la ciudad como Sierra de los Padres, Playa Serena y Félix U Camet , se han detectado agroquímicos en el agua.
Del relevamiento se desprendió que “es posible producir de otra manera, apuntando a un modelo más sostenible, donde la teoría se pone en acción de la mano de los productores. Ello parte de su preocupación por el ambiente, la salud, por la calidad de los productos y para dar respuesta a los principios de la sustentabilidad, además de una valoración personal y familiar de aportar formas de producir que tienen a la naturaleza como eje central”.
“Sumado a lo productivo, desde lo político-institucional se puede observar que la agroecología ha sido una respuesta frente a las normativas, y desde lo socio-cultural que existen otras maneras de relacionarse con la naturaleza y otros actores (como los consumidores), y que se puede dar respuesta a una demanda social concreta. Esta investigación permite dar visibilidad a la agricultura alternativa, mostrar que hay experiencias que están en marcha, que producen y que ponen en acción una forma de resistencia al modelo de la agricultura industrial dominante, buscando contribuir de esta manera al diseño de políticas públicas, para seguir ampliando el proceso de transición hacia prácticas más sustentables”, manifestó.
Debe haber más acompañamiento
Al ser consultada sobre si las producciones que están cerca de la ciudad podrían realizar este tipo de agricultura, señaló que cada vez más municipios están promulgando ordenanzas que orientan las producciones cercanas a centros poblados hacia este tipo de agricultura alternativa al modelo dominante en la actualidad.
Sin embargo, no alcanza solo con la legislación. “Debe haber un acompañamiento a los productores o asesores que busquen orientarse hacia este tipo de agricultura, porque pueden existir ciertas limitantes en cuanto a la complejidad y conocimiento de ciertos aspectos productivos, al acceso a semillas y maquinaria apropiada para este tipo de producción, a la duración de los contratos de arrendamiento o a los canales de comercialización”.
Hay diferentes motivaciones entre los productores para volcarse por este tipo de agricultura. “En algunos casos, las experiencias surgen desde una motivación más intrínseca a las personas, desde filosofías de vida o haber trabajado como parte del modelo dominante y no sentirse a gusto con ello, por lo que comenzaron bajo el enfoque de la agroecología. En otros casos, la motivación surge principalmente porque el campo queda en un área donde no se puede aplicar agroquímicos por estar cerca de las ciudades”.
Cada vez hay mayor conciencia ambiental
Acerca de cómo se debería trabajar para que la contaminación no siga creciendo, Auer indicó que “fomentar una transición total o parcial hacia este tipo de producciones contribuye a una mayor sostenibilidad del agroecosistema. Cada vez hay mayor conciencia ambiental, tanto desde la sociedad, como de las instituciones y los productores y asesores, por lo que el trabajo transdisciplinario es fundamental para ir en ese sentido”.
Para lograr la sostenibilidad de los agroecosistemas, es fundamental comprender las decisiones involucradas en producciones como la agroecología o la producción orgánica, según Auer. Estos métodos agrícolas fomentan acciones que disminuyen el impacto ambiental al reducir el uso de productos químicos y al proteger tanto la biodiversidad como la salud del suelo. Asimismo, la variedad en las técnicas agrícolas y en los cultivos crea sistemas agrícolas más resistentes ante el cambio climático y otros desafíos, lo que contribuye de manera significativa a la seguridad alimentaria, recalcó la investigadora.
La especialista señaló que el encuentro demostró la importancia de la colaboración entre distintos sectores para avanzar hacia una agricultura más sostenible y reforzó el compromiso de todos los actores involucrados en la búsqueda de soluciones en beneficio del bienestar social y ambiental.